Los fallos en la conducción son un problema de creciente preocupación para las autoridades debido a que incrementan el riesgo de sufrir accidentes. Un fallo o un comportamiento inadecuado con el coche pueden llevarnos a cometer infracciones al volante y poner en riesgo no sólo nuestra vida, sino también la del resto de personas con las que compartimos la vía.
Puede que la mayoría de estas situaciones por sí solas no nos parezcan demasiado importantes; pero cuando se prolongan en el tiempo acaban volviéndose peligrosas, especialmente si se suman a otros errores. Así que presta atención, porque seguramente tú también has obrado mal en más de una ocasión poniendo en riesgo la seguridad vial y la tuya propia.
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Hábitos que todo conductor debe evitar
Superar la velocidad límite, prestar más atención a la marcha de otros vehículos que a la propia, o no saber adaptarse a las características de la vía en nuestra conducción, son algunas de las prácticas y hábitos que pueden hacer que suframos más de un “susto” en carretera. Para disminuir el riesgo de accidente, los conductores deben ser conscientes de sus malas prácticas, y a partir de ahí proponerse corregirlas. Veamos los malos hábitos más comunes:
El efecto mirón:
Este es uno de los más habituales y sus consecuencias pueden ser desastrosas si no se recupera el control del vehículo a tiempo… Vas por la carretera y, de pronto, ves un par de coches siniestrados, una ambulancia, un coche de la Guardia Civil… Observas con detenimiento la escena, intentando averiguar qué ha pasado, mientras desvías por completo tu atención de la conducción.
¿Consecuencia? A ese accidente se suma un atasco o un choque en cadena provocado por uno o más conductores que no han podido controlar sus impulsos de pararse a mirar. Da igual que los agentes tengan que ponerse a menudo en la vía indicando a los conductores que sigan y no se paren: nos paramos… y las consecuencias pueden ser graves. Para evitarlo: presta atención en todo momento a la vía y al vehículo de enfrente, y no desvíes tu mirada de la carretera.
El efecto túnel:
A grandes rasgos, se refiere a la pérdida de visión periférica provocada por una velocidad excesiva, o también por la ingesta de alcohol. Como consecuencia, se dejan de percibir señales, objetos o personas y el ángulo de visión queda reducido de manera notable a los objetos que tenemos en el centro. Aquí la solución es bastante sencilla… Respetar la velocidad y nada de alcohol al volante… por nuestro bien y el de los demás.
El efecto pantalla:
En días de viento fuerte, adelantar a un vehículo de grandes dimensiones o salir de un túnel se convierte en todo un riesgo. El aire puede empujar de manera lateral el coche hasta hacer que se salga del carril y provocar un accidente. La solución pasa por tener en cuenta siempre las condiciones climatológicas cuando conducimos, y prestar la máxima atención a las maniobras que realizamos con el coche bajo estas circunstancias.
El efecto elefante:
Cuando un pasajero de los asientos traseros no se abrocha el cinturón, no solo pone en riesgo su vida, sino también la del piloto o el copiloto. En caso de frenada brusca, la persona que no lleva activado este sistema básico de seguridad activa impactará contra el asiento delantero con una fuerza equivalente a varias toneladas, al multiplicarse su peso por la velocidad. La solución es bien sencilla: abrocharse SIEMPRE el cinturón.
El efecto submarino:
La postura en el vehículo, tanto si eres conductor como si eres pasajero, tiene un protagonismo vital. Llevar mal colocado el cinturón de seguridad (por comodidad) inclinar demasiado el asiento hacia atrás, o sentarnos sobre un cojín u otro objeto que pueda deslizarse, puede tener consecuencias catastróficas en caso de accidente o frenada.
Este efecto se produce cuando durante un impacto el cuerpo de la persona se desliza por debajo del cinturón de seguridad, provocando que choque contra el volante o el salpicadero y causando lesiones de gravedad en extremidades o partes blandas como el abdomen. Por eso debemos ajustar siempre el cinturón de seguridad y el asiento a nuestras características.
Otros errores y fallos que causan accidentes
Además de estos efectos causados por malos hábitos que acabamos de mencionar, existen otros errores que muchos conductores cometen a diario, ya sea por malas costumbres o por simple descuido, que también pueden comprometer seriamente nuestra seguridad. Son los siguientes:
Mala posición al volante:
Tener una mala posición cuando estamos al volante del coche puede no sólo ser una causa muy probable de accidente, sino también generar a la larga lesiones físicas debido a una mala postura. Tan malo es ponerse demasiado cerca del volante como demasiado alejados, o situarse demasiado bajos: debemos buscar una posición del asiento que nos permita ver cómodamente la carretera y que deje nuestros codos ligeramente flexionados.
Mala visibilidad:
Puede que no siempre les prestemos la atención debida, pero mantener lunas y parabrisas limpios no sólo es una cuestión de estética, sino que también afecta a la seguridad vial, ya que es a través de ellos como nos orientamos para conducir o para realizar maniobras como adelantamientos, dar marcha atrás, aparcar, etc.
No cuidar el mantenimiento
Muchos conductores tratan de estirar por ahorrar dinero el mantenimiento de su vehículo; otras veces se hace simplemente por desconocimiento o por descuido. El caso es que si no vigilamos aspectos como el nivel del aceite y del líquido refrigerante, la presión y estado de los neumáticos, el funcionamiento de las luces, el nivel del líquido limpiaparabrisas o el estado de la batería, acabaremos pagando mucho más y podemos sufrir una avería grave o un accidente.
Uso del móvil:
El uso del móvil al volante es un creciente y preocupante problema de seguridad, causa 1 de cada 3 accidentes mortales y de hecho la DGT ha endurecido las sanciones por este motivo. Usar el teléfono sin el manos libres mientras conducimos es una distracción grave, no sólo en términos de la infracción en sí sino ante todo del riesgo que se crea, ya que desviamos nuestra atención de la vía. Por favor, aunque cueste, evita la tentación de leer o usar el móvil mientras conduces.
Cansancio
Aunque nos creamos que podamos con todo o que no es para tanto, hay que reconocerlo: conducir cansa, y cuantos más horas al volante, más cansados estaremos. Si encima no hemos dormido bien o no hemos descansado las horas suficientes, el cansancio acumulado hace que nuestra capacidad de atención y concentración en la carretera, así como nuestros reflejos, flaqueen.
Ante cualquier síntoma de cansancio, no esperes a que sea demasiado tarde: haz una parada, descansa, estira las piernas y toma una bebida con cafeína o similar que te despierte. Evita también las comidas abundantes, que dan más sueño.
Agresividad al volante
Hay que reconocer que al volante nos ponemos más agresivos, quizás porque vayamos a bordo de una «máquina» que nos hace sentir más fuertes, quizás porque sabemos que pisando el acelerador podemos salir corriendo… El caso es que pagamos nuestros enfados o nuestras frustraciones con los demás, generando situaciones tensas que en muchos casos acaban provocando accidentes o degenerando incluso en agresiones físicas entre conductores.
Para evitarlo, realiza una conducción más relajada, respetando al resto de conductores y actuando al igual que actúas cuando no vas en coche: piensa que lo que tienes a tu alrededor no son vehículos, son personas. Sé paciente, si has tenido un mal día o atraviesas un mal momento, piensa que los demás no tienen la culpa: relájate y no pienses en ello mientras conduces. Usa la bocina sólo para avisar o evitar un accidente (como marca la DGT), no para protestar; y si alguien se pone agresivo, evita responder y déjalo, pues no conseguirás nada.
Estos son los principales errores y malos hábitos que solemos cometer los conductores: corregirlos y prevenirlos está en manos de todos para hacer nuestra conducción más segura, para mejorar la seguridad vial y para tener la certeza de que cuando nos ponemos al volante regresaremos a tiempo y a salvo a casa. Y tú, ¿qué fallos en la conducción sueles cometer que crees que deberías corregir?